Por : Marco Cueva Benavides (*)
Leonardo había egresado del colegio con buenas notas, era un alumno por encima del promedio. Se decidió a ser medico y cuando se le preguntó ¿Por qué? manifestaba que era “para servir a la gente que mas necesitaba”. Después de su ingreso a la facultad de medicina escribió a Médicos Sin Fronteras para conocer que condiciones se requería para integrar dicha institución. MSF de Barcelona le contestó las condiciones necesarias para poder trabajar en zonas de guerra, de desastres naturales y de pobreza extrema en Asia, África o América Latina. Al segundo año de estar estudiando se integró voluntariamente a programas rurales que algunas ONG realizaban en zonas de la sierra y de alta pobreza y empezó a soñar con ir a trabajar al África. Al tercer año se dedicó mas a sus cursos de manera que no le quedó tiempo para otras acciones. Al quinto año conoció a un exitoso profesor de su facultad que era neurocirujano y le hacia ayudar en algunas operaciones y le daba su propina. Finalmente cuando se graduó, él como la mitad de su promoción quería ser Neurocirujanos ir a EE.UU. y trabajar en un Hospital o Clínica de gran nivel.
Como docente de la facultad de medicina, dictaba un curso en primer ciclo de manera que a los jóvenes siempre les hacíamos una encuesta ¿Por que querían ser médicos? La mayor parte de las respuestas eran: “para servir a la comunidad” “para ayudar a los mas pobres” “para ayudar a los mas necesitados”, etc. Como jóvenes todos tenían una gran vocación de servicio y si eso se orientaba adecuadamente podían hacerlo realidad mientras estudiaban. A los mismos estudiantes los encontré años después como Coordinador de Externado-Internado y volvimos a repetirles la misma pregunta, Después les entregue las que habían escrito 6 años antes. La diferencia era enorme. Ninguno respondió lo mismo, las respuestas eran: “para ser ginecólogo” “para ser cirujano plástico”, “para ir a EE.UU.”, para ir a Brasil, España, etc. etc.
Que había sucedido en estos jóvenes en esos seis años? Era evidente que los sueños cambian conforme se tiene una visión mas amplia de la carrera y no vamos a intentar una explicación personal, pero se puede afirmar que la situación se repetía en otros países de América Latina, Europa y EE.UU., como lo señala la DECLARACION DE EDIMBURGO (Resolución XII. Informe sobre la conferencia mundial de educación médica) en la que se afirmaba: que la formación medica universitaria (al igual que la practica medica) estaba deformada, era fundamentalmente hospitalaria, orientada a la curación y no a la prevención, dirigida mas por especialistas, orientada mas a las enfermedades de libro que a las patologías de la comunidad, desintegrada en especialidades, con poca coordinación con el equipo de salud, con una práctica mas paternalista que democrática en la atención del paciente..En fin, una serie de características que transformaban los sueños de los jóvenes en un profesional orientado mas hacia otras realidades y condiciones.
Que el rol de la universidad debe cambiar, ha sido señalado por diferentes organismos de educación internacional, la más importante la UNESCO que señala que se debe promover métodos educativos innovadores: pensamiento crítico y creatividad, desterrando la pasividad del estudiante en la adquisición de los conocimientos, orientándolos mas a la solución de los problemas de su propia realidad social y cultural.
Reiteradamente lo han señalado las instituciones prestadoras de salud, el Colegio Médico y los foros de educación médica, que nuestros egresados (a nivel nacional) no tienen un perfil de competencias que requiere el médico general que debe desempeñarse en el primer nivel de atención. El entrenamiento clínico de los estudiantes, exclusiva o predominantemente hospitalario, les da una visión de la medicina centrado en lo biológico y en la reparación de la salud de los pacientes de la mayor complejidad, lo que ciertamente contrastará con la realidad de los centros de salud donde la mayoría de ellos va a ejercer en forma inmediata a su egreso de la universidad.
En un artículo del New England Journal of Medicine titulado “La Ecología del Cuidado Médico” se informa los resultados de una interesante investigación: En una población de 1000 adultos, 750 personas experimentarán un episodio de enfermedad en el lapso de un mes; de éstos, 250 consultarán a un médico; se hospitalizarán 9, y 1 será derivado a un centro médico Universitario. Bajo las condiciones del siglo pasado, enseñaremos la medicina sobre la base a ese único paciente que por la complejidad o gravedad de su dolencia ingresó al hospital docente y dejaremos de lado los otros 999 que presentaron otra perspectiva de la relación salud–enfermedad. Una enseñanza basada en libros de textos médicos estará también hacia ese único caso. La Dra. Myra Hurt, Decana de la Escuela de Medicina de la Universidad de Florida EE.UU, cita el artículo precedente comentando que la medicina hospitalaria para los fines docentes ha deformado la educación médica hacia un rol recuperativo, especializado y sofisticado, dejando de lado los escenarios comunitarios en donde tendrán lugar la mayor parte de interacciones salud- enfermedad, las que son desaprovechadas por la práctica docente con perjuicio de la formación de profesionales debidamente capacitados para la solución de los problemas de salud comunitarios.
Estando los servicios hospitalarios abarrotados de estudiantes que se disputan los campos clínicos, en nuestra facultad hemos recuperado el escenario comunitario en donde se dan también oportunidades para la práctica y el aprendizaje de una medicina integral. Como universidad estamos desarrollando nuevas estrategias de enseñanza activa, promoviendo el autoaprendizaje, la investigación y orientando una educación, no para pasar exámenes, sino para resolver los problemas de salud de nuestra población, que estadísticamente no es una de las mejores en América Latina y el mundo.
* Medico Docente de la FMH-UPSP - Publicado en La Industria de Chimbote
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