Por: Marco Cueva Benavides (*)
Hacer verdaderas innovaciones en las universidades es como remover cementerios. En muchas, especialmente las antiguas, se han creado demasiados nichos de poder que resulta imposible cambiar algo de fondo. Hace algún tiempo nos embarcamos en un proyecto para implementar una nueva forma de educación médica. Partimos por cuestionar el actual “paradigma biomédico” como se forman los galenos en la mayor parte de nuestras facultades de medicina, y que pueden resumirse en lo siguiente: un enfoque biologista de la enfermedad, que olvida los aspectos sociales que ésta tiene; una orientación mas curativa que preventiva; una tendencia a la especialización y la superespecialización, que olvida al hombre integral; una educación centrada más en el profesor que hace del estudiante un ser pasivo no crítico, dispuesto a asumir como verdades las “enseñanzas” del docente, acumulando información descontextualizada; una formación mayormente hospitalaria con un contacto tardío con los pacientes; una educación médica fragmentizada, basada en cursos aislados que se aprenden básicamente para el examen y que se va olvidando poco a poco; el “aprendizaje” de un conocimiento que en poco tiempo puede ser irrelevante por los cambios rápidos que se dan por el avance científico. Toda una forma de educación que no contribuye a alcanzar la meta de los organismos sanitarios de alcanzar una “salud para todos” y de las recomendaciones de los organismos educativos para que el estudiante aprenda a aprender por si solo (conocimientos), aprenda a hacer (habilidades), aprenda a ser (desarrollo de su personalidad) y aprenda a convivir (relaciones humanas, desarrollo social).
De este enfoque son concientes gran parte de las autoridades y docentes de todas las facultades de medicina, pero se mantiene vigente por una falta de voluntad para cambiar porque afecta variados intereses personales e institucionales. Hemos trabajado casi 2 años para un verdadero cambio, sintiendo primero la necesidad de mejorar la educación médica que estamos realizando, investigando experiencias exitosas en otros países, visitando varias de ellas en Brasil, Bolivia, Chile, Argentina, y en nuestro mismo Perú. Finalmente elaboramos un proyecto que hoy tiene la aprobación de todas las instancias y empezaremos a implementar a partir del 2005. Pero ¿cuales son las características más importantes que podemos destacar de este cambio revolucionario que pretendemos implementar?. Podríamos resumirlo en lo siguiente:
a) Una enseñanza de pre-grado más corta con 6 años de duración (incluido internado) y con 40 semanas anuales de estudios, como parte de una formación médica que tiene que durar toda la vida, que debe continuar después con una educación permanente, postgrado, y capacitación continua.
b) Un periodo vacacional más corto dirigido a reforzar la formación médica que no debe interrumpirse sino aprovecharse en algunas áreas.
c) Un plan de estudios integrado, en el cual se han suprimido las asignaturas clásicas, cuyos contenidos se llevaran en todo el transcurso de la carrera, estructurado por problemas de salud, género, ciclos de vida, sistemas de cuerpo humano, síndromes.
d) Una metodología de enseñanza-aprendizaje de pequeños grupos, no más de 10 alumnos por aula
e) Metodología de enseñanza centrada en el alumno, con métodos participativos, como el ABP (aprendizaje basado en problemas) y otras que privilegien el autoaprendizaje, el pensamiento crítico y creativo.
f) Una nueva metodología de evaluación, que incorpore la auto evaluación, la coevaluación, heteroevaluación, y la evaluación de destrezas antes que exámenes memorísticos.
g) Un contacto temprano con el paciente, con un enfoque humano, desarrollando habilidades de comunicación y semiológicas
h) Nuevos escenarios de formación médica, que priorice la comunidad y sus instituciones más que el hospital
i) Una formación humanística, con un enfoque sociomédico.
j) Una formación dirigida a incentivar la investigación y resolver los problemas sociales y de salud de la población
k) Una formación interdisciplinaria, de trabajo en equipo y actualizada, que incorpore los avances tecnológicos con una proyección hacia el contexto nacional e internacional.
Tal vez estas no sean propuestas nuevas, solo que pocas veces realmente se implementan. Esto me hace acordar al último poema de Antonio Salinas que entre otros versos decía que el hombre hace de su vida: “líneas paralelas, jamás el encuentro entre el acto y la palabra..”, la diferencia entre el discurso repetitivo sobre como debemos hacer las cosas y lo que realmente hacemos, especialmente en educación .
Hemos asumido este reto de implementar una nueva educación médica en Chimbote, pero en ello va implícito también nuestra filosofía de vida por lograr un mundo más humano y justo, sin opresiones, una educación más democrática y liberadora, tal como lo soñaba Paulo Freire. Debemos cambiar nuestra tradicional forma de enseñar, que aunque haya logrado muchos y buenos profesionales, en el camino han quedado injustamente muchos otros que podrían haber sido mejores que nosotros.
(*) Medico-Docente de la UPSP - Publicado en La Industria de Chimbote y Revista de la UPSP
viernes, 23 de julio de 2010
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